Tradicionalmente, los cuidados han estado a cargo de las mujeres, es decir, están feminizados, pues
prevalece la idea de que las labores domésticas y la crianza corresponden natural e intrínsecamente a las mujeres, a la par de que se priva a algunos hombres de participar activamente en la crianza de hijas e hijos y del cuidado de sus familiares o seres queridos, minando sus lazos afectivos y su desarrollo integral.
En sociedades donde el mercado es el principal proveedor de los elementos que permiten la
atención de las necesidades humanas, los cuidados se ven insertados en una lógica capitalista y mercantil. En otras palabras, los cuidados se monetizan, es decir, se paga por ellos, lo que mercantiliza la vida y su cuidado, provocando un acceso selectivo a los cuidados en cuanto a su calidad y cantidad.
Es fundamental desfeminizar y desmercantilizar los cuidados para así abrir caminos hacia prácticas menos desiguales y más justas. Desfeminizar los cuidados implica una redistribución de las tareas del cuidado en las familias y en las comunidades para que así exista corresponsabilidad y que la obligación y responsabilidad de cuidar no recaiga solamente en las mujeres.
Mientras que desmercantilizar los cuidados se logra cuando éstos se prestan como un servicio universal, entendido éste como un derecho y como la forma en que una persona -en este caso, las mujeres- puede ganarse la vida sin depender del mercado; es decir, que las mujeres generen otras formas de proveerse,
por ejemplo, a través del trabajo comunitario.
Información: Desfeminización y desmercantilización de los cuidados. Diccionario de los cuidados. OXFAM México y Red de cuidados en México.
