Toma en cuenta que las personas longevas tienen un organismo envejecido o con desgaste por el transcurso de los años, lo que conlleva a una menor capacidad para lidiar con enfermedades y/o combatir infecciones.
Por otra parte, conforme nos hacemos mayores, el sistema inmunológico se deteriora, por ello, la cantidad de glóbulos blancos disminuye y estos se vuelven menos hábiles para identificar nuevas enfermedades.

Consideraciones
Es importante que tengas presente que los adultos mayores pueden manifestar síntomas de manera diferente al resto de la población. Por ejemplo, es posible que no tengan fiebre, pero si no es común una caída, olvidos u otra sintomatología, podrían ser un signo de infección. También recuerda que las enfermedades respiratorias pueden ser muy peligrosas para las personas con una complicación cardiovascular, ya que cuando los pulmones no funcionan apropiadamente, el corazón tiene que trabajar más. Así que te recomendamos estar muy atento y consultar a su médico.

Recomendaciones
En casa de la persona longeva, procura limpiar con frecuencia los espacios cerrados, así como sanear constantemente las superficies de uso común. De ser posible, ventila y permite la entrada de la luz solar en su habitación. Si necesitas desinfectar artículos personales o de uso frecuente como bastones o andaderas, puedes diluir una cucharada (10 ml) de cloro de uso común en 1 litro de agua y dejarlo actuar unos segundos en el área.

El cuidador y la familia
Si en tu casa hay un longevo al que cuidar, asignen a una sola persona que lo asista. De ser posible, que no tenga más de 65 años, ni presente una enfermedad crónica. Si eres tú quien le ayudas, contemplen juntos, quién pudiera cuidarle en caso de que tú te enfermes. Hagan un cuaderno con indicaciones básicas que todos comprendan. Asegúrate que la familia conozca los números de los servicios de salud y de personas de confianza que deban ser notificadas ante cualquier situación de emergencia. ¡La prevención no es exageración!
