Se acercan las bajas temperaturas, es hora de mover la ropa del clóset y pasar al frente suéteres, chamarras, calcetines y las sabanitas de franela. Pero también es época de poner atención a los síntomas que puedan comprometer la salud de las personas mayores.
Como cuidador, toma nota si hay malestar, debes ser muy observador, en especial si los síntomas van de menor a mayor como en el caso de desgano, falta de apetito, deshidratación, flujo nasal, dolor de cabeza, fiebre, tos y dificultad para respirar.
Y es que no solo es el frío, la mala calidad del aire, las calefacciones o la humedad pueden también ser factores que predispongan malestares propios de la temporada. Recuerda que en el caso de los longevos, si las enfermedades respiratorias no se atienden de forma oportuna, pueden ser costosas, prolongadas y agravarse delicadamente de un resfriado a bronquitis, pulmonía o neumonía.
Debes tener presente que al paso de los años, las personas mayores presentan cambios en su piel, ya que esta se adelgaza. También presentan modificaciones en el metabolismo y en la termoregulación, por lo que el cuerpo pierde más calor del que genera. Ante algún síntoma, por menor que parezca, no dudes en llamar a su médico.
También recuerda que cuando la temperatura desciende por debajo de los 35°, hablamos de hipotermia, la cual se manifiesta con dificultades para moverse, no poder entrar en calor y tener confusión mental. Así que como buen cuidador o cuidadora, ten a la mano el termómetro para estar monitoreando y checa el estado de su piel, así como el color de sus labios y manos.
Debes tener más consideraciones si sabes de antemano que el adulto mayor tiene algún padecimiento respiratorio, de circulación o algún problema en sus huesos.
Como acciones de prevención, procura que la familia mantenga las medidas de higiene como el lavado frecuente de manos, evitar cambios de temperatura, procurar buena ventilación e iluminación en casa, uso de ropa adecuada y mantenerse bien hidratados.
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