De por sí diciembre nos pone nostálgicos… el frío no ayuda mucho, los días son más cortos y nublados, y por si fuera poco, seguimos en confinamiento por esta pandemia que nos tiene en jaque. Y que no nos digan «mi alma» porque lloramos. ¿A poco no?

Ahora, traslada ese escenario a las circunstancias de tu longev@. No está padre, ¿verdad?. Y es que la «depresión blanca», también conocida como «trastorno afectivo de invierno», es un periodo depresivo que se manifiesta conforme se acerca diciembre. Son muchos los factores y los estímulos que la generan como los gastos, los compromisos, el recuento del año, las visitas a las que mostrarle buena cara y otros tantos.

Es por ello que como cuidador@s tenemos que estar más atentos ante los síntomas que pudieran presentar como: cambios de ánimo, excesiva fatiga, melancolía o apatía. También es posible que lleguen a sentirse afligidos por el entorno, lo cual altera sus patrones de descanso y/o alimentación; además de manifestar estrés o angustia.

Así que recuerda que el apoyo de la familia y los seres queridos nos puede ayudar a prevenir o hacer frente a los episodios como este. Por ello, aquí les compartimos acciones que podemos llevar a cabo por su bienestar.

1.- Hay que estar en contacto con el adulto mayor. Si bien debemos mantener la sana distancia, que eso no sea impedimento para establecer comunicación. Recuerda que son de otra generación así que no les impongas el uso de tecnologías que les son ajenas. Si prefiere el teléfono y de un línea fija, regálales esa llamada en esa modalidad. Incluso escribirles una carta o que los nietos y nietas les manden un dibujo puede ser mejor idea que mandarles un meme. Ahora que si sí le entra a las videollamadas, a los mensajes de voz o a los grupos de whats, encárgate de que se enlace con sus amistades. Es muy importante que además de convivir con la familia, también se mantenga en relaciones con gente de su edad.
2.- Es conveniente proveerlo de estimulación positiva. Como cuidador@ procura facilitarle el acceso a actividades recreativas y/o artísticas de su preferencia. Escuchar música, pintar, bailar, manualidades, jardinería, repostería, meditación, lectura, escritura, etcétera. ¡Las posibilidades son muchas!
3.- También está el otro lado de la moneda, no hay que forzarles a hacer acciones que no desean realizar. Es importante respetar su autonomía en la toma de decisiones y preguntarles por las opciones que sí llaman su atención. Peeeero… no hay que caer en la sobreprotección. Una cosa es satisfacer sus necesidades y otra que la dependencia se vuelva una excusa.
4.- Si es posible, que acuda a psicoterapia. Ya sea presencial o por videollamada, lo importante es que tenga un espacio profesional y privado donde pueda expresar sus afectos y temores.
5.- Ayúdale a ver el vaso medio lleno. Es de vital importancia que acepte y se adapte a sus capacidades y que siga disfrutando y viviendo con lo bueno que aun conserva.
6.- Busquen o renueven propósitos de vida. Darle motivo a nuestra existencia es una tarea de compromiso diario. Fijarse metas realistas de corto plazo le ayudará a mantenerse motivado. También reflexionar sobre su filosofía de vida le brindara un panorama de lo que está por venir y también de cómo quiere que le recuerden.
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